
Dylan París llega a casa de Afganistán con lesiones graves y sabe que lo único que no puede hacer es arrastrar Alex en el lío que ha hecho de su vida.
Cuando Dylan y Alex son asignados a trabajar en el mismo programa de estudios y se ven obligados a trabajar codo con codo, tienen que hacer nuevas reglas de juego para no matarse uno a otro.
El único problema es que siguen rompiendo las reglas.
La primera regla es nunca, nunca hablar de cómo se enamoraron.
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